El estrés de origen laboral puede causar fatiga, ansiedad, ataques de pánico, perdida de concentración, enfermedades cardiacas, etc.
Somos muchos los enemigos invisibles que acechan tranquilamente el funcionamiento interno de las empresas; no tienen prisa, pero actual dañando la organización seriamente.
Si bien es cierto que el estrés es innato en el ser humano, y que es necesario para actuar, también puede dañar seriamente la salud de empresarios, directivos y trabajadores, afectando negativamente la buena marcha de la empresa.
El estrés perjudicial puede evitarse. Una gestión eficaz del mismo implica una organización del trabajo más productiva, una mayor calidad del trabajo.
Podemos reducir las condiciones generadoras de estrés laboral mediante cambios sencillos para la empresa:
a) Dar al trabajador una descripción clara del trabajo.
b) Dar al trabajador el tiempo necesario para realizar su trabajo satisfactoriamente.
c) Crear vías para que el trabajador pueda exponer sus quejas.
d) Recompensar al trabajador por un buen rendimiento laboral.
La necesidad de mejora la productividad y la calidad, las innovaciones en la tecnología y en la organización del trabajo, la transformación de la población activa, exigen flexibilidad y adaptabilidad. Se requiere una mano de obra dispuesta a cambiar e innovar, orientada al cliente y muy motivada.
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